Autor: Roberto Maio Dosil
La subida al pico Gilbo ofrece unas vistas impresionantes de la montaña leonesa y el embalse de Riaño, se trata de una ruta con cierto grado de dificultad pero merece mucho la pena y los perros la disfrutaron mucho.
Riaño es uno de esos lugares que parecen salidos de una postal, se ha ganado el merecido apodo de “Los Fiordos Leoneses” y seguro que al ver las fotos, consigue llamar tu atención. Este post va a ser uno de los más difíciles de escribir en los casi 10 años que llevo publicando este Blog y me temo que por mucho que lo intente no voy a poder describir lo suficientemente bien las sensaciones de estar allí… así que vamos por partes y “a ver cómo te lo explico”.
Datos Técnicos:
Longitud: 9 km
Tipo de Ruta: Circular
Punto de partida: 42.967884,-5.018828
Punto de llegada: 42.967884,-5.018828
Dificultad: Media
Duración: 6 h
Apto para bicicleta: Algunos tramos.
Mapa:
La historia tras el embalse de Riaño:
La primera vez que vi el embalse quedé maravillado, sin embargo tras conocer su historia no pude evitar tener una sensación agridulce ahora que sé lo que esconden sus aguas, es por ello que antes de continuar quisiera recordar la historia que rodea al embalse de Riaño. La superficie del embalse ofrece unas vistas preciosas, pero debajo del agua se encuentran sumergidos ocho pueblos que conformaban el valle de Riaño y que tuvieron que ser sacrificados para tener esas vistas que tanto impactan a día de hoy, los nombre de estos pueblos son: Anciles, Burón, Éscaro, Huelde, La Puerta, Pedrosa, Salio y el propio Riaño.
La historia del embalse de Riaño comienza en 1963, se comenzó a construir en 1965 levantando el muro de la presa pero no fue hasta 1987 que se produjo el desbordamiento controlado que inundó el valle y dejó sumergidos los ocho pueblos antes mencionados.
Carretera con Vistas de Infarto:
Para nosotros, parte del encanto de hacer esta ruta era recorrer la carretera N-625 que va desde Asturias hasta Riaño. Puede que para ti (amigo lector) el viaje comience en otro punto del mapa, pero si te encuentras en Asturias y te gusta conducir no dejes pasar la oportunidad. La N-625 a lo largo de su recorrido atraviesa el Parque Natural de Ponga siguiendo el curso del río Sella, luego se adentra en el Desfiladero de los Beyos, un angosto pasaje labrado en la piedra de la montaña por el río dejando paredes de pierda casi verticales a cada lado de la carretera.
Consejos antes de comenzar la ruta al pico Gilbo:
- La mayor parte de la ruta no dispone de sombra por lo que es recomendable no hacer la ruta en los meses de más calor.
- Llevar agua en grandes cantidades, tanto para los perros como para los humanos.
- Los tramos rocosos pueden dañar las almohadillas de tus perros, considera llevar botines o algún tipo de crema protectora.
- En los días soleados es recomendable llevar protector solar.
- Es recomendable llevar comida.
- No dejes basura en la montaña, cuida el entorno para que todos podamos disfrutarlo.
Comenzamos la subida al Pico Gilbo:
Una vez lleguemos a Riaño tendremos que atravesar el puente sobre el embalse y nada más llegar al final encontraremos una zona para aparcar a nuestra mano izquierda, las coordenadas del aparcamiento son las siguientes: 42.967884,-5.018828
Para comenzar la ruta tendremos que atravesar la carretera buscando el portal que aparece en la foto que vemos más arriba y a partir de allí comienza el sendero que nos llevará al pico Gilbo.
NOTA: En la entrada encontrarás una puerta para poder pasar con los perros.
Aunque la ruta está bastante bien señalizada en la mayor parte de su recorrido, es recomendable que descargues el track de la ruta y lo lleves en alguna aplicación del tipo GPX Viewer.
El track que utilizamos nosotros es este: Ruta Circular pico Gilbo desde puente Riaño.
Pocos metros después de atravesar el portal encontraremos una zona con muchos pinos conocida como el pinar de la Corván, durante nuestra visita no vimos Procesionaria en los pinos, pero vale la pena estar atentos para evitar disgustos.
Si quieres saber más sobre la Procesionaria visita esta publicación: La Procesionaria, una amenaza para nuestros perros.
Llegados a este punto debemos tomar el sendero de la izquierda que nos llevará a la primera parada en nuestra ruta: La Cueva de La Vieja El Monte.
Desde este punto en adelante, comienza a notarse como va incrementando poco a poco el desnivel.
La Cueva de La Vieja El Monte:
Poco a poco nos adentramos en el Hayedo de las Viescas (Hayedo = Bosque poblado por Hayas) y el paisaje comienza a cambiar, ahora estamos en un bosque y pronto llegaremos a La Cueva de La Vieja El Monte, el hogar de un personaje mitológico leonés, que según la leyenda, amasa y cocina pan en su horno, para luego dárselo a los padres, quienes al regresar de trabajar en el campo se lo daban a sus hijos.
Mirador de las Biescas:
Unos metros más arriba llegamos a uno de los miradores más bonitos que hemos visto, el Mirador de las Biescas ofrece unas vistas impresionantes del Pico Gilbo, el Pico Yordas, Peña Collada y una buena parte del embalse de Riaño.
Lo ideal es parar aquí, sentarse en el banco y disfrutar de un bocata mientras se disfrutas de las vistas.
Luego del bocata en el mirador continuamos nuestro camino y aquí es donde comienza a complicarse la cosa, atravesaremos otro tramo del Hayedo de las Viescas pero esta vez la pendiente es bastante más pronunciada y aunque técnicamente no representa mucha dificultad sí que requiere de un cierto esfuerzo físico.
El panorama se despeja luego de atravesar el bosque de Hayas, sin embargo la inclinación sigue siendo bastante pronunciada durante un buen tramo del camino.
Finalmente llegamos a la parte rocosa de la ruta, a partir de aquí la ruta comienza a ponerse algo más “técnica” y hay que tener cuidado, sobre todo con los perros.
Aunque todavía falta un tramo para llegar a la cima del Pico Gilbo, este es el punto final de nuestro intento de conquistarlo. Tal y como explicoen el vídeo que publiqué sobre la ruta, llegados a este punto decidimos abandonar, no fue una decisión fácil pero este tramo de la subida es demasiado vertical como para arriesgar a que alguna de las perras se hiciera daño, teniendo en cuenta que Gala tiene ya nueve años creo que fue la mejor decisión.
Al tratarse de una ruta circular, el camino de bajada es diferente al que utilizamos para subir, aunque sigue ofreciendo muy buenas vistas.
Parte de la bajada incluye atravesar de nuevo el bosque de hayas, sin embargo en esta zona de la montaña había bastantes tramos con barro, así que es conveniente llevar un calzado que no te importe demasiado meterlo en el barro o mojarlo.
Al regresar localizamos un punto por donde bajar hasta la laguna y las perras se dieron un chapuzón para refrescarse.
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